El actual modelo energético es insostenible pues, aparte del efecto invernadero,
contaminación y cambio climático, existe un factor limitante: la dependencia de un recurso "no renovable" cada vez más escaso.
La biomasa es un tipo de energía renovable, que a corto plazo, puede ser básica en nuestra
sociedad, tanto desde el punto de vista energético y ambiental, como para el desarrollo
socioeconómico de las zonas rurales, debido a que podrá dar trabajo en las zonas rurales
evitando la migración de la población de pueblos a las grandes ciudades, mediante la
conservación de bosques o cultivos energéticos para la obtención de biomasa como
combustible.
La biomasa tiene un balance neutro de CO2, es decir, no contribuye al aumento del efecto
invernadero, porque el carbono que se libera forma parte de la atmósfera actual (Es el que
absorben y liberan continuamente las plantas durante su crecimiento) y no del subsuelo,
capturado en épocas remotas, precisamente como el carbón, gas o el petróleo.
Además, en caso de cumplirse finalmente la serie de objetivos que se han planteado en el
marco del Plan de Energías Renovable s2011-2020, un estudio elaborado por Boston
Consulting Group y difundido por la firma Ence, sostiene que, en el caso particular de la
biomasa, se estarán generando ingresos por una cifra cercana a los 725 millones de euros.
Finalmente, y más allá de estos beneficios cuantificables, hay otros como la generación de
15.000 empleos en el entorno rural, o la inversión industrial y forestal de más de 3.000 millones de euros.
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